SALA B – DEL 21 DE JUNIO AL 2 DE SEPTIEMBRE DE 2007
Los cuadros de Víctor Pérez-Porro se constituyen mediante superposiciones de color asentadas en un dibujo estructurante y constructivo, germinal a la idea y determinante de la supeficie y luz resultantes al término del proceso creador.
Un dibujo no trazado, sino marcado o grabado mediante instrumentos y herramientas no habituales en los estudios y que presenta dos peculiariadades: repetición secuencial y abstracción geométrica.
Su punto de partida es una voluntad modular, concretada tanto en la aparición de una forma simple, una ventana por ejemplo, interior al rectángulo de la tela -cuyas dimensiones generan, por otra parte, la fragmentación o segmentación de la superficie-; como, también, un segundo patrón más fino y reiterativo que es el que produce esa idea de tatuaje interno, de mínimos volúmenes de materia inflamada en la dermis de la tela.
Si no sonase excesivamente romántico diría que es una manera de dar vida instantánea, pero no volátil ni efímera, a la pintura.
MARIANO NAVARRO
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