JOSÉ MANUEL BALLESTER “Paisaje deshabitado”

Comisario: José María Díaz Maroto

SALA A – Del 16 de noviembre de 2017  al 14 de enero de 2018

José Manuel Ballester (Madrid 1960), Pintor y fotógrafo, licenciado en Bellas Artes en 1984 por la Universidad Complutense de Madrid, es Premio Nacional de Fotografía 2010.
Su carrera artística comenzó en la pintura con especial interés por la técnica de las escuelas italiana y flamenca de los siglos XV y XVIII. A partir de 1990, empezó́ a conjugar pintura y fotografía. De entre sus numerosas exposiciones destacamos «Lugares de Paso» (Valencia 2003), «Setting Out» (Nueva York 2003) o «Habitación 523» (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid 2005) y recientemente «Fervor de Metrópolis» (Pinacoteca del Estado de Sao Paulo) y «La Abstracción en la Realidad», Sala Alcalá 31, Comunidad de Madrid y DA2 de Salamanca (2011) y “Espacios Ocultos” en la Academia de España en Roma (2012). De manera colectiva ha expuesto en numerosas ocasiones en ARCO, ART CHICAGO, ART FORUM ALEMANIA, PARISPHOTO y ART MIAMI, y ciudades como Dallas, Paris, Miami, Sao Paulo, Dubái, Pekín, Shanghái, Toronto, entre otras muchas.

Galardonado con el Premio Nacional de Grabado en 1999. En 2006 le fue concedido el Premio Goya de Pintura Villa de Madrid y posteriormente en 2008 el Premio de Fotografía de la Comunidad de Madrid. En Noviembre 2010 le fue otorgado el Premio Nacional de Fotografía por el Ministerio de Cultura. El jurado concedió́ el premio por mayoría por su trayectoria personal, por su singular interpretación del espacio arquitectónico y la luz y una renovación destacada en las técnicas fotográficas.

Sus obras forman parte de los fondos del MNCARS, Museo Marugame de Arte Contemporáneo Español de Japón, IVAM de Valencia, Museo de Arte de Miami y Cisneros Fontanals Art Foundation de Miami , Central Academy of Fine Arts de Pekín, Patio Herreriano de Valladolid, 21 Century Museum de Kentucky, Museo Würth de Logroño, Fundación Telefónica, Banco Espíritu Santo, Museo Guggenheim de Bilbao y Fundación Coca Cola, entre otros.

 

Paisaje Deshabitado es una propuesta comisariada por José María Díaz Maroto donde nos adentraremos en una visión muy especial del paso del tiempo conjugando la fotografía, la música, la pintura, etc.

“La vida transcurre entre un cúmulo de sentimientos, pasiones y deseos que son universales a todos los hombres.

A través de esa arquitectura de sentimientos se trazan caminos, muchas veces construidos por precursores que determinarán el comportamiento de diferentes grupos sociales.

Pero tanto los que son capaces de crear caminos propios, como los que deciden utilizar o seguir los previamente trazados, todos coinciden en la misma búsqueda: razones que expliquen o den sentido a la vida y que terminan por marcar nuestro destino.

Ese destino me gusta imaginarlo como un jardín. Como un lugar donde podamos encontrar las respuestas a las preguntas que nos acompañan por el camino.

El paisaje se presenta o perfila como una utopía mientras se camina en su búsqueda. Tal vez unos pocos logren llegar a él o mejor dicho logren reconocerlo cuando hayan llegado.

Pocas noticias nos llegan de quién logra alcanzarlo y cuando nos llegan nos producen desconfianza y recelo porque cuesta entender que otros puedan ver lo que nosotros no hemos logrado.

Tampoco nos podemos apropiar del camino del otro y de nada nos sirve que otros hayan llegado.

Luego lo imagino como un jardín deshabitado, oculto y camuflado.

Es muy difícil saber si estamos tan solo a unos metros de sus puertas o tan lejos que nunca lograremos alcanzarlo.

Todos disponemos de un único viaje irrepetible, diferente a los del resto. Tanto si nos comportamos como pioneros o como seguidores, incluso si decidimos ir acompañados, nunca lograremos compartir lo que es solo nuestro. Estamos abocados a la soledad que se revelará más claramente en el momento de nuestra muerte.

Mientras tanto, hay que tomar decisiones y en cada jornada del viaje, cientos de caminos se abren y se cierran constantemente en esa búsqueda interminable.

Unas veces desearemos ir solos por senderos que pensamos se han hecho solo para nosotros, otras sentiremos la necesidad de ir acompañados, y resultará muy penoso el camino en solitario.

Y si descubrimos que es a cada paso de ese viaje donde se encuentra el jardín deseado, entonces el sentido de la marcha será muy distinto y tal vez sintamos que hemos llegado. Puede que sea un camino a ninguna parte, pero puede merecer la pena en sí mismo al margen de su destino final.”

José María Díaz Maroto

http://www.josemanuelballester.com/

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