En la Sala C Verde del CEART del 5 a 28 de julio
El proceso artístico de Roberto Chartam tiene una ventaja innegable: antes de empezar una de sus obras ya tiene hecha la mitad. Porque el techo, suelo, paredes y columnas del espacio expositivo –que forman parte vital y necesaria de su obra– ya estaban ahí. Chartam solo tiene que completarla.
Para ello, usa filamentos de lana que acotan, parten, dividen, abrazan o compartimentan el espacio, creando estructuras en las que contendido y continente tienen idéntica importancia
Es importante remarcar esto: Roberto Chartam no considera el espacio expositivo como un mero continente de sus obras, sino como una parte fundamental de las mismas. Es por ello que siempre se refiere a su trabajo como “intervención” y no como “instalación”.
Y es lógico que sea así: su obra no se instala en un espacio, no se coloca en él; su obra interviene el espacio, actúa sobre él, lo modifica, invita al espectador a transitarlo, pero lo mantiene incólume. Quiero explicarme. Tomemos como ejemplo “Trigonometrías I” (2021, Centro Norte-Universidad, Móstoles), cuya imagen acompaña a esta nota de prensa.
Esta obra tiene unas dimensiones aproximadas de dos metros y medio de altura por tres de anchura por cuatro de longitud. Generalmente, cuando un artista introduce una obra de ese tamaño en una sala de exposiciones, esta acapara la atención del espectador de una forma inmediata e inevitable, relegando al espacio a un papel de simple contenedor, ocultándolo de su vista tanto literal como figuradamente.
En cambio, lo primero que un espectador percibía cuando se adentraba en esa sala era el espacio vacío: su fisionomía, sus características, sus formas y dimensiones…
Solo después aparecía la obra. Su intervención no ocultaba nada del espacio. Todos sus elementos, sus paredes, su cristalera, su pilar, seguían siendo perfectamente identificables.
Pero ya nadie lo podía seguir percibiendo igual.
Horario: viernes y vísperas de festivo de 17 a 21 h; sábados, domingos y festivos de 11 a 14 h y de 17 a 21 h