SALA C

Del 18 de junio al 7 de julio 2015

CEART Sala C Verde Eloy EstebanEloy Esteban, fotógrafo residente en Zaragoza nos presenta su proyecto expositivo Memento Mori.

DEL REBAÑO AL MATADERO

¿Gregarios o individualistas? No tenemos ningún problema para contestar cuando se trata de las demás especies.

Rebaños, manadas, jaurías, colmenas, colonias, cardúmenes, bancos, bandadas, marabuntas constituyen agrupaciones animales que nos permiten atribuirles un comportamiento eminentemente social, con la autonomía reducida, en cualquier caso supeditada al grupo. En nosotros nos cuesta reconocerlo. A pesar de la insistente y transcultural tendencia a las congregaciones masivas, el sueño de la singularidad mantiene su arraigo. Y nos gusta imaginarnos lobo solitario, leopardo esquivo, águila majestuosa y otras metáforas de la bestialidad independiente.

Como consecuencia, nuestros principales modelos, el héroe, el santo, el artista, el sabio, hasta el “friki” resultan admirables porque se presentan como figuras únicas, hechas en la diferencia, incluso en la marginación o en la confrontación con los demás.

Esta ambigüedad de estatus nos ha hecho vivir de manera desgarrada una modernidad adscrita a los principios de libertad, igualdad y fraternidad. Porque la libertad convoca criterio, voluntad, deseo, albedrío y otras potencias de la actuación suelta, alejadas de la concesión y de la uniformidad. En su última y más radical concepción, la libertad sólo es posible en soledad. Únicamente desde la exclusividad intelectual y desde el aislamiento social, podemos librarnos de la contaminación del pensamiento dominante. Por el contrario, igualdad y fraternidad reenvían a valores compartidos. ¿Se puede ser libre permaneciendo igual al resto?

Por muchas ensoñaciones utópicas que hayamos imaginado, la única manera de conjugar lo individual y lo colectivo, la única tiránicamente inmodificable, ha sido la jerarquía. La jerarquía otorga a cada uno un puesto en el grupo. Lo queramos o no, eso es lo que somos o, mejor, lo que valemos. Y toda jerarquía, sea científica, artística, moral o económica, comporta un sistema autoritario. ¿Sólo podemos ser en la medida en la que obedecemos o, al menos, aceptamos el orden establecido?

Somos, pues, histórica, quizá fatídicamente, gregarios. Y la conciencia individual no nos librará del tumultuoso ingreso en el matadero. Pero, al menos, nos permitirá denunciar su despiadado funcionamiento, rebelarnos contra él e impedir que algunos lo utilicen en su propio beneficio.

26 fotografías en color emparejadas de dos en dos.

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