SALA B – DEL 30 DE JUNIO AL 25 DE SEPTIEMBRE DE 2011
Se dice que somos transparentes cuando dejamos ver a través, cuando las capas que conforman nuestra esencia matérica y espiritual son permeables y permiten adivinar aquello que hay detrás, en el fondo, en el alma. Las obras de Badri Lomsianidze (Kutaísi, Georgia, 1961) son así, invitan al espectador a ir adentrándose poco a poco en un mundo muy personal hasta llegar a su verdad escondida. Sin embargo, el camino no es fácil: para acceder a ella, antes hay que ir destapando los velos que la revisten y engalanan.
El trabajo de Badri Lomsianidze se caracteriza por su pluralidad semántica y técnica, libre de restricciones. Cualquier recurso, medio o material es válido para generar obras bellas con un estilo propio que bien podría definirse como “expresionismo simbólico”. El artista, dejándose llevar por la pasión y la intuición estética, utiliza imágenes de su repertorio personal a modo de pinceladas, par a componer lienzos en los que emerge su estado de ánimo y su personalidad. El conocimiento de estos símbolos y de sus significados escondidos permite al espectador ir descubriendo cada obra mirando a través de ellos y reconociendo el universo del autor.
Nerea Ubieto
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